ADOLESCENCIA Y PIEL

La adolescencia es una etapa caracterizada por cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales que marcan el paso de la niñez a la edad adulta. Se inicia con la pubertad, terminando alrededor de la segunda década de la vida. 

Como consecuencia de la eclosión hormonal, los cambios físicos se suceden de forma vertiginosa en el cuerpo del adolescente. La secreción de andrógenos, estrógenos y glucocorticoides van a actuar sobre los diferentes estratos de la piel.

Cada vez es más temprana la edad a la que los adolescentes comienzan a cuidar su imagen y su piel. El acné por el aumento de la actividad de las glándulas sebáceas; la sudación y el mal olor corporal; el aumento de vello corporal; la aparición de estrías por cambios rápidos e intensos en el crecimiento y variaciones del peso corporal; la hiperhidrosis, constituyen motivos de consulta muy frecuentes en dermatología. Durante esta etapa, también es fundamental la prevención del cáncer de piel y el control anual de nevos, ya que la mayor parte de la radiación solar acumulada a lo largo de la vida se recibe antes de los 18 años. 

El acné es la dermatosis por excelencia del adolescente, afectando al 80% de ellos, con un gran impacto psicológico y pudiendo dejar cicatrices antiestéticas. En general, con las diferentes modalidades de tratamiento se pretende: reducir y regular la hiperproducción de sebo, evitar la obstrucción del folículo pilosebáceo, mantener controlada la flora microbiana dérmica y evitar, en la medida de lo posible, que las lesiones deriven en cicatrices permanentes. 

Es importante acudir con un profesional sanitario capacitado y con conocimiento de estos cambios, para dar una respuesta adecuada a las necesidades y consultas sobre la intervención en la piel que nos plantean tanto los adolescentes como sus padres.