Rosácea

La rosácea es una enfermedad cutánea crónica, de causa desconocida, que produce inflamación y enrojecimiento de la piel, y que se caracteriza por presentar eritema centrofacial persistente (eritrosis) con telangiectasias y que asocia crisis de eritema de origen vasomotor (flushing y/o blushing). Puede agregar empujes inflamatorios con pápulas y pústulas, y en formas más severas desarrollo de firmas (sobre todo en nariz). Puede acompañarse de compromiso ocular en un 20% (manifestándose con irritación, lagrimeo y enrojecimiento). Es una enfermedad que afecta la calidad de vida del paciente, con pérdida de confianza y autoestima. 

Es la afección más frecuente en adultos de piel clara, fina y sensible. Predomina en sexo femenino (excepto la rinofima), especialmente entre los 30 y los 60 años, y tiene un componente genético.

Existen factores desencadenantes de los empujes de la enfermedad que deben evitarse como el estrés, el uso frecuente de mascarillas, el alcohol, las comidas picantes, el sol, las cremas con corticoides, los cambios bruscos de temperatura y el ejercicio físico. El cuidado cosmético de la piel tiene mucha importancia en personas con rosácea ya que se irrita fácilmente (deben utilizarse cosméticos sin perfumes e hipoalergénicos). 

En relación con los tratamientos disponibles, se pueden dividir en tópicos (cremas), orales y fuentes de luz. 

El uso diario de un limpiador dermatológico de tipo syndet, una crema hidratante y un fotoprotector es fundamental. Pueden aplicarse cremas descongestivas, compresas con tilo, malva y manzanilla o aguas termales. El fotoprotector debe aplicarse todos los días, sin excepción, siendo preferibles las pantallas solares de amplio espectro UVB y UVA, no oclusivas, hipoalergénicas, con anti-irritantes, emoliente y antiinflamatorio. Con el tratamiento tópico se pueden controlar más del 70% de los casos de rosácea.

Medicamentos sistémicos generalmente se usan en empujes, durante pocos meses, según la intensidad del mismo.  

Para el tratamiento de la eritrosis, telangiectasias y fimas existen tratamientos láser específicos. Podemos utilizar luz pulsada o también un láser vascular. La rinofima la tratamos con láser de CO2. En nuestra clínica contamos con el láser de colorante pulsado Vbeam Perfecta® de Candela Medical para tratar múltiples afecciones vasculares dermatológicas, dentro de ellas, la rosácea. Este equipo suministra energía láser pulsada a una longitud de onda de 595 nm que penetra en las capas cutáneas de la dermis y la epidermis y es absorbida por la oxihemoglobina de los vasos sanguíneos en lugar de por el tejido circundante. 

Si bien el tratamiento con láser tiene efecto a largo plazo, al ser la rosácea una enfermedad crónica requiere tratamiento de mantenimiento . La adherencia por parte del paciente a los cuidados de la piel con fotoprotector y productos adecuados para su tipo de piel.