Cáncer de piel

El cáncer de piel es el más frecuente en Uruguay y en el mundo. Se registran un total de 3.200 casos y 146 fallecimientos al año en el país, con una incidencia similar tanto en hombres como en mujeres. 

Los 3 tipos más frecuentes de cáncer de piel son el carcinoma basocelular (CBC), el carcinoma epidermoide, escamoso o espinocelular (CEC) y el melanoma. Los dos primeros derivan de las células epiteliales de nuestra epidermis. El melanoma deriva de los melanocitos (célula responsable del contenido de melanina y del color de nuestra piel, del bronceado y de la presencia de lunares).  

El carcinoma basocelular es el más frecuente y el menos agresivo, aunque puede ser localmente agresivo, sobre todo en cara. El carcinoma espinocelular es la segunda forma más común de cáncer de piel no melanoma. Por último, el melanoma es el menos frecuente (2% de los tumores malignos), pero el más agresivo y el que causa la mayoría de las muertes debido a su tendencia a producir metástasis cuando es de diagnóstico tardío. 

La radiación solar excesiva sin duda favorece la aparición de estas 3 formas de cáncer de piel, aunque la relación entre el sol y los diferentes tipos y subtipos de cáncer de piel es compleja. 

PREVENCIÓN

La mayoría de los cánceres de piel pueden prevenirse. Las estrategias preventivas pueden lograr una reducción del número de casos y disminuir el número de muertes. La medida de prevención primaria más efectiva es tener hábitos de fotoprotección, lo cual se consigue mediante la educación en salud y campañas preventivas.

El principal factor de riesgo para el cáncer de piel es la exposición a la radiación ultravioleta (rayos UVA/UVB) proveniente del sol y de las camas solares. Por esto es importante conocer el índice UV, un identificador de los niveles de radiación ultravioleta que llegan a la superficie terrestre en un lugar y tiempo determinado, que además proporciona información sobre las medidas de protección (OMS). El índice UV se mide en niveles: nivel bajo (1-2), nivel medio (3-5), nivel alto (6-7), muy alto (8-10) y extremadamente alto (+11).

  • La mejor forma de prevenir los cánceres dermatológicos es evitando las quemaduras solares (con énfasis en la infancia y juventud) y evitando también la exposición prolongada y reiterada al sol, especialmente evitar el sol directo entre las 10 y 16 horas. 
  • Buscar la sombra. 
  • Cubrir el máximo de piel posible: sombrero de ala ancha que cubra cuero cabelludo, nuca y orejas; ropa oscura y trama apretada o confeccionada con telas con factor de protección UV, preferentemente manga larga.
  • Proteger la salud ocular: lentes de sol con protección UV 400. 
  • Utilizar protector solar de amplio espectro en relación UVB/UVA, factor 50 FPS o mayor: aplicarlo sobre la piel seca 30 minutos antes de la exposición y reaplicarse cada 2 o 3 horas, tras la inmersión en agua o ejercicio físico intenso.  
  • Cuidar a los niños: nunca exponer directamente al sol a los menores de 6 meses. 
  • Evitar las camas solares. 
  • Consulta anual con médico dermatólogo para examen de piel completo. Aunque una lesión tumoral haya sido extirpada en su totalidad, puede aparecer otra en el mismo sitio o cercano a él, siendo las recidivas y recurrencias más frecuentes durante los primeros dos años, por lo que es conveniente acudir periódicamente a las revisiones que se le indiquen para su detección precoz.