Puede haber antecedentes familiares, sobre todo en aquellos pacientes en los que aparece precozmente. Tiene una distribución bimodal, con un pico de incidencia en la tercera década (precoz) de la vida y otro en la sexta década (tardío).
Hay factores externos que pueden desencadenar empujes y que por tanto deben ser evitados: traumas físicos (algunos pacientes desarrollan lesiones de psoriasis en zonas de la piel que han sufrido algún traumatismo o rascado), infecciones, estrés, fármacos.
Es de diagnóstico clínico, ya que las lesiones son muy características: la lesión elemental se presenta como una mancha roja de tamaño variable, a veces sobre elevada, con bordes bien delimitados y cubierta por escamas blanquecinas. Aparecen de forma simétrica y sobre áreas de piel expuestas, por lo que con frecuencia se localizan en codos, antebrazos, rodillas o región lumbosacra. También es frecuente encontrar psoriasis en el cuero cabelludo y las uñas. La expresión clínica puede ser muy variada, desde formas muy leves con pocas lesiones hasta psoriasis que afectan a toda la piel.
Existen otras formas clínicas: psoriasis invertida (afecta pliegues); psoriasis en gotas (manchas más pequeñas en tronco y extremidades, generalmente a edades tempranas, precedida por cuadro faríngeo estreptocócico o infección perianal estreptocócica); psoriasis eritrodérmica (manifestación grave que afecta a toda la piel); psoriasis pustulosa (localizada en palmas y plantas o generalizada; además de las lesiones típicas previamente descritas, aparecen pústulas); psoriasis ungueal, psoriasis de cuero cabelludo.